martes, 24 de abril de 2012

Las amenazas de Coté.

Estos días he estado repasando los historiales de mis compañeros, deteniéndome en los detalles, detalles que suponían para nosotros una nueva modalidad de la desgraciadamente tan conocida tortura de la "gota malaya"...¿en qué consiste esta tortura?, pues en sentarte atado a una silla y dejar que durante horas, días, caiga sobre tu cabeza agua gota a gota, continuamente, hasta que resuene en tu cabeza provocando un gran dolor para terminar abriendo una brecha allí donde cae.
Pues eso, eso es lo que vivíamos los pacientes de tan insigne "médico"; en cada consulta, en cada cita esgrimía sin piedad sus mejores armas: la amenaza, el miedo, el anuncio de un mal mayor si no asistías a su consulta:
-Posible formación de trombos, cuya consecuencia sería una trombosis o tromboflebitis con amputación de extremidad a largo plazo.
-Índices tumorales altos en las analíticas, como consecuencia un cáncer, sobre todo la leucemia, su preferida.
-Estrechamiento de canal medular por compresión vertebral, consecuencia una paralísis en sus dos versiones paraplejía y tetraplejía. Aquí aprovechaba para ilustrarte del maravilloso trato que te dispensarían en el Hospital de Tetrapléjicos y Parapléjicos de Toledo.
-Virus innombrables, venidos de sabe Dios dónde, con consecuencias imprevisibles: sordera, ceguera, pérdida de algún órgano principal.
-Agravamiento de las enfermedades crónicas como la fibromialgia, el lupus, el herpes, el asma, etc....
-Artrosis o artritis reumatoide, con posterior rotura de huesos o inutilización de alguna extremidad.
-Y tantas otras.......
Una cosa es que un médico te diga la verdad sobre qué enfermedad padeces, sus consecuencias y sus posibles soluciones o tratamientos, y otra bien distinta es que cada día, todos los días, que ibas allí, la advertencia se convertía en la única explicación, y si se te ocurría el mencionarle que te gustaría contrastarlo con otro médico, entonces se armaba la de Trafalgar; primero estallaba:
-¿Dónde vas a encontrar tú un médico con la preparación que tengo yo? que a mi me han formado en EE.UU, no como a estos patanes de aquí que salen de la Facultad sin puta idea. ¡Vete, vete, ya volverás corriendo y ojalá que después no sea tarde!
Normalmente después de ese estallido te dejaba solo en la cabina durante un rato y luego entraba como una seda y hasta se ponía extrañamente comprensivo y cariñoso:
-¿Pero no te das cuenta que es tirar por la borda todo lo que llevamos adelantado?, si en nada terminaremos tu tratamiento (¿en nada?, JA, no conozco a nadie al que le haya dado el alta), ¿te vas a arriesgar a tener que empezar de nuevo dentro de un tiempo cuando veas que con la medicina española no vas a ningún lado?. Y mira si en el peor de los casos viésemos que el tratamiento no es suficiente yo mismo me comprometo a llevarte a la Clínica Mayo o a Houston.....
Y zas!!! ya estaba la mosca de nuevo pillada en la tela de araña. Siempre fue un encantador de serpientes, con un gran poder de seducción a nivel médico, y si aún por encima te lo recomendaban médicos del prestigio del Dr. Arriaza, ¿quién eras tú para ponerle en duda?
Ahora con la perspectiva que ta da el tiempo, te das cuenta de lo fácil que resulta asustar a quien ya de por sí acude a ti como "profesional" con dudas, con miedo sobre el futuro de su salud, de su vida o la de un ser querido; y por encima ese daño psicológico que aquellas palabras te producían y que a algunos nos situaron al borde del abismo. Lo tengo claro, si, para mi tal conducta constituyó sin duda alguna un (presunto) delito de amenazas y ahora si quieren que me lo rebatan jurídicamente, así nos sentimos....y lo que ya es denigrante, lo que ya te retrata es que lo hicieses con los niños, miserable!!!
  

martes, 17 de abril de 2012

La tercera y definitiva.

Una vez que le retiré el tratamiento "biológico" a mi hija para su "incipiente asma o complicaciones broncopulmonares", sólo le permití al insigne doctor que tratase a mi hija del problema de espalda; no creía que por "presuntas" manipulaciones osteopáticas le pudiera hacer daño, estaba convencida de que era una especie de fisioterapia preventiva. Así que cada vez que íbamos mi hijo y yo (a veces mi madre también) a recibir nuestro tratamiento pues aprovechábamos para que la manipulase a ella la espalda.
La niña que había empezado a ir a la piscina pilló un hongo entre el dedo grueso del pie derecho y el siguiente dedo; la pediatra le recomendó una crema con fungicida. Cuando llegamos a la consulta de Coté y vió el pequeño vendaje que tenía la niña en uno de los dedos para mantenerlos secos y evitar que la infección se extendiese, inmediatamente se interesó por el asunto:
-¿Qué es esto?
-Nada, que pilló unos hongos en la piscina y se está poniendo "tal" (no recuerdo su nombre) crema.
-Eso no vale de nada, y además esa misma crema puede tener efecto rebote y extenderse a todo el pie, y luego ya verás lo que es bueno; yo he visto dedos que empezaron con un hongo y por un mal diagnóstico o tratamiento acabaron amputados.
-¿Queeeee?, pero si sólo es un hongo.
-Ya, pero ¿sabes qué clase de hongo es?
-No, supongo que lo sabrá la pediatra...
-¿Le hizo una analítica?
-No, la miró con una luz violeta y nada más...
-Pues eso no llega, espera un momento...
Salió de la cabina y al momento volvió con una especie de cuchillita pequeña, una jeringuilla y dos botes de análisis.
-¿Qué vas a hacer?, le dije
-Un análisis como Dios manda..
-Pero ¿le va a doler?..
-Más le va a doler como se le caiga la uña para siempre o pierda el dedo...
Yo me quedé helada, no tenía tiempo a consultarlo con nadie; allí parada vi como a mi pequeña princesa de cinco añitos le raspaba la piel del dedo grueso en vivo y sacaba como una capa fina de piel....el chillido de la niña y el llanto hizo que la abrazara rápidamente...
-¿Pero tenías que hacerlo así?...
No me contestó, metió lo que llevaba la cuchilla en un bote y le puso el nombre de mi hija. Luego le pinchó en la zona y extrajo un poco de sangre. La niña lloraba y yo estaba atacada de los nervios...
-Acaba ya, que esto es mucho para ella...
-Tú no me vas a decir a mi cuando tengo que acabar mi trabajo...Y de todas formas ya está ahora se le echa Betadine y en tres o cuatro días ya sabremos lo qué es para hacerle el tratamiento.- Por cierto esa analítica evidentemente costó un pastón.
A los tres días me llamó por teléfono par decirme que mi hija tenía uno de los hongos más peligrosos que había y que él ya había pedido un tratamiento específico para ella, que era un poco caro pero muy efectivo.
Cuando volví a su Clínica, tras hacerle las manipulaciones en la espalda, traía dos jeringuillas: una para pincharle en el brazo como si fuese una vacuna y la otra para pincharle entre los dedos, precisamente donde la niña tenía la herida....las lágrimas en silencio de la niña me partían el alma.
-¡Que madres más blandengues!, ja, ja, ja...-se reía. Le puso un algodón entre los dedos... y así estuvimos llendo una larga temporada, pero aquello no mejoraba, así que me propuso hacer una nueva analítica para ver si el hongo había mutado y había que cambiar el tratamiento. Le dije que en ese momento no, y que lo íbamos a pensar.
-¡Haced lo que queráis, pero luego que no tengáis que llorar todos!
Al día siguiente llevé a la niña a la pediatra, me la envió al dermatólogo porque la piel de todo el dedo, incluso la uña no tenía buen aspecto.
La dermatóloga alucinó porque nunca había visto que un hongo NORMAL hiciese tal "desfeita", me preguntó que cómo habíamos tardado tanto en llevarle la niña; evidentemente dí excusas tontas. Al final le dió un corticoide por vía oral, unos polvillos para echar en el agua porque tenía que lavarse el pie todos los días y después, una vez muy seca la zona, untarla con una crema, y que en casa anduviese el mayor tiempo posible con el dedo al aire, y por supuesto nada de piscina hasta terminar el tratamiento.
Se resistió (para sorpresa de la dermatóloga) pero al final desapareció el dichoso hongo, y nunca más apareció, como tampoco nunca más aparecería mi hija por la Clínica de Coté!!

miércoles, 4 de abril de 2012

La segunda que no olvidaré!!!

Mi hija terminó su tratamiento, se vacunó por el calendario oficial, pero como cualquier crío pequeño se volvió a acatarrar, nada serio según la pediatra; pero ahí, fallo mío, coincidió que la niña nos acompañó a Ferrol pues aquel día no tenía con quien dejarla, y la vió. Volvió a la carga con lo del asma, alergia y la bronquitis crónica....ya sabéis cómo era a la hora de meterte el miedo en el cuerpo!!Mi princesa empezó con un tratamiento biológico y homeopático; a la niña al principio le remitió la tos pero por las noches respiraba mucho por la boca y se despertaba a menudo.
Una noche sobre las 23.00 horas la fiebre le subió hasta casi los cuarenta grados, y el "doctorcísimo" estaba de viaje en U.S.A., con lo cual me la lleve al Materno Infantil. La revisaron y al no encontrar más que la fiebre alta decidieron dejarla ingresada en planta para observación; sin embargo no pasarían ni dos horas cuando entró una enfermera en la habitación donde yo estaba con la niña en una cuna (apenas tenía los dos añitos) y dijo que nos íbamos para hacerle una prueba que ya estaba todo preparado. Cuando llegué a la sala, la niña lloraba desesperadamente por el miedo y la incomodidad de la fiebre y de la falta de sueño; la acostaron en una camilla y me pidieron que firmase la autorización para una punción lumbar y luego que las ayudase a mantenerla sujeta que la iban a atar con una especie de sujecciones. Horrorizada les pregunté qué cual era el motivo de esa terrible prueba (sé de lo que hablo pues años más tarde me la harían a mí) y me contestaron que con esa fiebre y al no tener otros síntomas querían descartar una meningitis....¿MENINGITIS? Cogí a la niña en brazos y le dije que mientras no viniera a hablar el médico conmigo a la niña no la tocaban. Tuvimos una bronca de no te menees y me acompañaron de nuevo a la habitación junto con mi niña; apenas tardó quince minutos en aparecer el médico y me dijo lo mismo que la enfermera; yo que algo sabía del asunto le dije que no sólo por la fiebre se reconoce la meningitis, que la niña movía perfectamente la cabeza, que no tenía vómitos ni diarrea, que no había perdido el conocimiento y que estaba perfectamente salvo por la fiebre, así que me negaba a que se le hiciese la punción. El médico se mostró muy enfadado y me trajo un papel para que firmase el alta voluntaria, responsabilizándome de lo que pudiese ocurrir. Me fui de allí a las 05.00 de la madrugada y al llegar a casa le puse paños fresquitos en la frente y le dí ibuprofeno...a la mañana siguiente mi niña estaba milagrosamente como nueva.
Dos días después, ya con el "doctorcísimo" de vuelta, le comenté lo ocurrido y me dijo:
- Mujer si lo de la fiebre es normal, seguramente le va a pasar más veces y no deberías haberle dado nada para bajársela; la medicación que le estoy dando es para que la niña haga episodios de fiebre para crear defensas contra las enfermedades, hiciste bien llevándola de allí.
En ese momento fue la primera vez (luego vendría alguna otra) en que tuve ganas de darle una buena bofetada.
Se disponía ya a pincharla, cuando le dije:
- ¿Qué vas a hacer?
- Ponerle su tratamiento.
- Hoy no, es más no quiero que siga con él.
Os imagináis el tira y afloja que tuvimos, pero no la pinchó; eso sí me cobró igual la medicación pues como "estaba adaptada a las necesidades de mi niña no valían para otro enfermo"....
Se fue de la cabina, y al rato volvió transformado, como si no hubiésemos tenido la bronca y me dice:
- Bueno Fontán, ya ví al niño (estaba en otra cabina) va como un reloj, ahora tenemos que seguir ocupándonos de la peque, súbela a la camilla que faltan las manipulaciones (es que según parecía la niña tenía tendencia a desviársele la columna por eso desde el año y medio la manipulaba la espalda). Eso no me pareció peligroso y sí se lo permití....¿Os daís cuenta el caso era no perder la cliente, no la paciente?
Al llegar a casa cogí toda la medicación biológica-homeopática y la tire a la basura; a mi hija nunca más le subió tanto la temperatura y pasó los mismos catarros que el resto de los críos de su edad.
¿Tengo o no tengo motivos para desear que te pudras en una celda?...pero hay más y no me los voy a callar!!

domingo, 1 de abril de 2012

Coté, las vacunas y mi niña.

Recuerdo que era mi niña muy pequeña cuando pilló una impresionante bronquitis, y justo me coincidía con las fechas en que debía ponerle una de las vacunas pautadas en el calendario de vacunación infantil; evidentemente su pediatra me dijo que lo primero era curar esa bronquitis y luego ya la vacunaríamos, que un par de semanas más o menos no tenía demasiada importancia.
En esos días yo acompañaba a mi otro hijo a su "tratamiento" con Coté y claro salió en la conversación:
- Tráemela mañana si quieres y le echo un vistazo....
- No, no hace falta ya está con antibióticos....
- ¿Antibióticos?, eso, tú ínflala de antibióticos que cuando de verdad le hagan falta ya veremos que haces...además las bronquitis se curan muy bien con medicación biológica.
- Bueno, ahora ya está, si se le vuelve a repetir ya veremos...
- Eso, tú espera a que se le repita y conviértela en una asmática, o vuelve a darle más antibióticos...¡cuanta madre irresponsable anda por el mundo!
- Oye, oye, que no es para tanto....
- Y por encima vacunándola, tú no sabes que todos mis pacientes infantiles no se vacunan, eso es una barbaridad, eso ya es antiguo, le bajas las defensas naturales...., los niños tienen que ser capaces de defenderse por sí mismos de las enfermedades; lo que sí debes hacer es crearle defensas naturales con tratamientos biológicos y autovacunas, son más caras que las que te da la Seguridad Social que si supieras de dónde las sacan ni de coña se las pondrías, y eso muchas ni están suficientemente probadas!!
La verdad es que cuando me fui de su consulta, mientras iba en el coche le daba vueltas al asunto de las autovacunas y las vacunas biológicas, porque además se había sentado en el silloncito de la cabina citándome un montón de estudios de Universidades americanas y de experiencias que él había vivido (como siempre) que te hacían pensar.
El sentido común me dijo que siguiera vacunándola, luego se producirían tres episodios más con la niña que contaré en otro artículo y que me llevó a que la niña  fuese el segundo miembro de mi familia que dejase de ir allí antes de que yo me fuese definitivamente.
Ahora, con lo que ya conozco de las historias de mis compañeros, sé que los niños que iban allí estaban vacunados como los de todo el mundo, afortunadamente nuestro instinto de madres prevaleció sobre sus recomendaciones "médicas".
Vértigo me da pensar qué hubiese podido pasarle a mi princesa si le hubiese hecho caso en lo de no vacunarla....Lo mío ha sido (sigue siendo) muy duro, pero lo que le has hecho a mi familia directa e indirectamente, eso, eso........el infierno poco me parece para tí, por eso confío en que empieces a disfrutarlo en este mundo!!