viernes, 18 de diciembre de 2020

Las 24 horas más difíciles (I Parte)

Antes de entrar en informaciones y explicaciones sobre el posible final de este tardío juicio, permitidme que comparta con todos vosotros como se gestó la posibilidad de que esto terminase con una conformidad (acuerdo).

Hace días que venía hablándose de la oportunidad de que todas las partes presentes en el juicio mantuviesen algún tipo de entrevista para estudiar la probabilidad de acercar posturas de cara a evitar un juicio que sabíamos largo, muy largo, nunca menos de cuatro meses; seguramente otros tantos esperando por una sentencia y luego no menos de un año a la espera de la sentencia definitiva del Tribunal Supremo por un más que seguro recurso ante el máximo Tribunal. Es decir las víctimas nos enfrentábamos a una media de entre año y medio a dos de espera en el mejor de los casos, es decir estos trece años se convertirían en quince de agónica demora....¡sólo pensarlo daba vértigo! ... ¿cuántos seríamos capaces de aguantar hasta el final? ... Por edad, por sus patalogías, por cansancio ya hemos perdido a algunos compañeros estos años.

Es verdad que habíamos esperado mucho, resistiendo de todo, a la espera de que llegase este juicio y aunque muchas veces repetimos cuáles eran nuestros objetivos, uno lo perdimos por el camino debido a la tardanza en la celebración del mismo: la Justicia, porque cuando ésta llega tan tarde ya deja de ser justa.

Pero no perdamos de vista los otros objetivos: sentar a Coté en el banquillo para que fuese juzgado por los delitos que salieron de la instrucción y que nosotros denunciábamos, que la sentencia fuera lo suficientemente importante para truncar su vida como él nos truncó la nuestra y que en todo momento nuestra dignidad no quedase en cuestión.

El primer objetivo estaba conseguido: Coté venía en furgón esposado desde la cárcel de Teixeiro a sentarse en un banquillo para ser juzgado, tarde, sí, pero allí estaba sentado delante de un Tribunal de la Audiencia Provincial de A Coruña. Tocaba pues ir a por el juicio e inmersos estábamos en su preparación cuando acudimos a las sesiones del jueves 10, viernes 11 y jueves 17.

Pues bien todo esto podía dar un giro en tan sólo 24 horas, ese era el plazo que nos señaló la Magistrada Dña. Carmen Taboada, presidenta del Tribunal que juzga a Coté, para tomar una decisión, tras el sorpresivo ofrecimiento de intentar un acuerdo por parte de la letrada Amboade (de la defensa de Coté) tras el revés sufrido al observar que la Magistrada aceptaba todas nuestras cuestiones previas y tumbaba absolutamente todas las de ellos. Por cierto mientras se daba cuenta de esas negativas, Coté se movía intranquilo en su asiento, moviendo sus manos compulsivamente y echando su cuerpo hacia adelante ....¿dónde quedaba el arrogante "médico" que se sentó en el banquillo de la Audiencia Provincial de Castellón,, pierna cruzada, con aire de suficiencia? ... nada que ver.

Nuestro letrado, Rubén Veiga, le solicitó a la Magistrada la suspensión del juicio al menos 24 horas precisamente porque somos un Grupo de denunciantes muy numeroso y esa decisión no la puede tomar una sola persona. 

Ahí empezó todo el "operativo" para decidir si seguíamos adelante con el juicio o intentábamos llegar a un acuerdo y para eso había que establecer unas bases, unas líneas que marcaran el camino a seguir y la Junta Directiva de la AIMS lo tuvo claro: lo primero hablar con los padres de Diego, el chico fallecido, en función de su decisión seguiríamos adelante con el juicio o no.

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