sábado, 19 de diciembre de 2020

Las 24 horas más difíciles (II parte)

¿Por qué hablar con los padres de Diego antes que con ningún otro miembro de la Asociación? Sabíamos que el juicio sería muy duro para todos pero si para alguien iba a ser de una extrema dureza está claro que era para ellos, porque ¿alguien puede imaginarse dolor más profundo y desgarrador que la pérdida de tu único hijo?

Yo tenía muy claro que si ellos decidían seguir adelante, los demás deberíamos dejar de lado nuestras dudas acerca del resultado del juicio tanto a nivel de condena como económico, y pasaríamos al igual que ellos por el amargo trago de recordar, de revivir y de volver a sufrir.

La reunión tuvo lugar en el despacho de los abogados, y yo empecé la conversación, expliqué repetitivamente "si queréis, vamos, se lo debemos a él, nadie ha perdido lo que vosotros habéis perdido"; Fernando y los abogados también se lo dijeron ... Os confieso que mientras hablábamos en mi fuero interno deseaba que dijeran adelante aunque fuera para perder esa imputación de homicidio, aunque pudiéramos pasar un calvario individual y colectivo, aunque al final no nos gustara la sentencia. Estaba rota de dolor, tristeza y rabia por Diego, por ellos ...sabéis de sobra los que me conocéis que no me arredro y estos trece años ese chico y sus padres se convirtieron en mi motor, en mi fuerza.

Y de repente sereno, aunque con lágrimas en los ojos, el padre nos dijo "ninguna condena por grande que sea, ningún dinero que nos puedan llegar a dar, nos va a devolver lo que ese tipo nos quitó, si retirando esa acusación podemos ayudaros a que todos paséis página antes y no paséis por el sufrimiento de volver a vivirlo, y él va para la cárcel esos años que decís que va a ir, quitad lo del homicidio, creo que es lo mejor que puedo hacer por todos".... En ese momento rompimos a llorar todos los que estábamos allí  ....¡¡¡cuanta generosidad, cuanta serenidad, que lección más grande nos estaban dando!!!

Decía nuestro abogado, Rubén Veiga, y no puede estar más acertado que algo así no te lo enseñan en la Facultad de Derecho, y que le gustaría que lo hubiesen oído los Magistrados y el Fiscal.

No olvidaré en mi vida ese momento, no olvidaré la lección de dignidad y generosidad que me han dado, pero sobre todo nunca, jamás, olvidaré a Diego.

No hay comentarios:

Publicar un comentario