Yo acudí a este individuo porque ciertas personas de confianza me hablaron muy bien de él y la verdad es que no tenía ningún motivo para creer que no fuera un médico de verdad, y al principio toda mi familia y yo pusimos toda la confianza en que él podría ayudarme.Llevaba años con problemas de espalda y había épocas que pasaba meses en cama sin apenas poder moverme; yo sabía que tenía espondiloartrosis lumbar, una hernia discal lumbar y otra dorsal también tocada, peor aún así ningún médico me daba solución a largo plazo. Tenía 24 años sino recuerdo mal, y fui en compañía de mi madre y de dos amigos más. Era ya tarde, sobre las 9 de la noche y yo iba apoyada en mis amigos para caminar porque la verdad me costaba un poco. Al entrar vino hasta junto de mí, se presentó y me dijo que esperara en la sala, pero que como no había sitio que me sentara en una silla de ruedas que había alli; yo entré en la silla y me acuerdo que lo que más nos llamó la atención es que habia mucha gente y familias enteras. Cuando fué mi turno entré, me examinó y me mandó hacer una resonancia de toda la columna y una analitica completa; en cuanto lo tuve todo volví y ahí vino el gran susto. Me dijo que se veia una mancha alrededor de la medula espinal y que no sabía muy bien si era un tumor o era un hematoma epidural; al final se decantó por el hematoma epidural. Me explicó que me estaba presionando la médula espinal y que si no se limpiaba urgentemente me quedaría paralitica en poco tiempo.También me dijo que tenía una infección de sangre que estaba en el límite de ser leucemia y que si no la trataba tendría consecuencias muy graves. Por si fuera poco también tenía artrosis en las rodillas,caderas...bueno que con 24 años estaba echa un cromo...
Como os podeis imaginar,mi madre y yo salimos de allí sin saber muy bien ni qué hacer ni cómo reaccionar, y ese dia fuimos a casa para cojer unas cosas y mudarnos como quien dice a Ferrol. Alli estuvimos de lunes a viernes durnate el día y de noche...a un hotel; mi madre tuvo que dejar casi de trabajar, ya que tiene negocio propio y mi padre tuvo que trabajar como un negro para pagar el tratamiento diario, que era carísimo y a mayores la vida diaria en Ferrol: comida, gasolina, hotel...
El primer día nunca lo olvidaré. Según él para limpiarme el hematoma epidural me tenía que hacer drenajes epidurales, me los hacía en la zona lumbar y en la cervical; me ponía boca abajo con hielo en la zona y después con una aguja (supuestamente) me iba quitando toda esa sangre que formaba el hematoma. Me lo enseñó un par de veces, y la primera vez me hizo tanto, tanto, tanto daño, que al salir casi me desmayo, menos mal que pasó por la acera una enfermera y le ayudó a mi padre porque sinó allí caigo redonda. Quién sabe ahora lo que relamente me hacía, porque según me dijeron después médicos, era imposible que me hicera eso sin ser en un quirófano y sin agujas especiales, peor yo lo único que sé es que dolía tanto que cada vez que llegaba el domingo a la noche y tocaba ir para Ferrol yo no podía parar de llorar, y cuando llegaba el viernes a la noche lo único que quería era llegar a mi casa, a mi cama, estar con mi familia.
Y ojalá sólo fuera eso..Mi madre y yo llegábamos a las 9 de la mañana y había veces que nos daban las 2 de la madrugada sin salir de la clínica más que un momento para comer; por Dios, estaba que no me podía ni mover y me tenía metida allí horas y horas. Me hacía los drenajes todos los dias, me pinchaba en sitios que no pensé que se podría pinchar, llegué a contar más de 120 veces en un día, me manipulaba las extremidades, me metía en una maquina que según él me estiraba para liberar la presión y que me producía unos dolores terribles....
Aún recuerdo una vez que me pinchó en la articulación de la rodilla y estuve dias sin poder apoyarla porque había perdido la fuerza y me daban unos pinchazos con un dolor que no podía soportar. Otra vez me manipuló el cuerpo y me hizo tanto daño que salí de la consulta llorando a mares, y mi madre me preguntaba qué me pasaba, y fuí incapaz de hablarle en un buen rato de la ansiedad y los nervios que me sentía; para mi fué como si me rompiera los huesos de la espalda y me los volvieran a colocar, fué tan doloroso que al día siguiente cuando me lo quiso repetir me volví a él y me tuvieron que agarrar entre él y sus enfermeras porque yo no quería que me volviera a tocar...
Siempre le preguntaba qué era lo que me inyectaba y me decía ¨no preguntes tanto que el profesional soy yo¨; tuvimos más de un tira y afloja porque yo preguntaba "demasiado" y a él eso no le gustaba nada...Un día de tantos en los que me hizo mucho daño, empecé a llorar y no podía parar y me espetó "eres como una niña pequeña, no sabes hacer otra cosa más que llorar....llora, llora que no te servirá de nada".
Cierto día después de meses de tratamiento, yo le decía que no notaba ninguna mejoría y me respondía que estaba mucho mejor, cuando de verdad física y psicológicamente estaba mucho peor que antes de ir allí. Según me comentó, me puso penicilina, sangre, y medicación muy especial. Mi madre le pidió si nos podía quitar días de tratamiento,porque ella tambien tenía un negocio que atender y le dijo "dígale a su marido que haga más pan para poder manteneros aquí que esto va para rato".
Presumía mucho de sus relaciones y profesionalidad, a veces nos explicaba que tal o cual médico había sido su residente, cuando ese médico a lo mejor era 25 años mayor que él y eso a nosotras nos empezaba a dar mala espina.... y cada vez las historias eran más alucinantes!!Y esa fue mi salvación, mi madre tenía gente conocida en Ferrol, se enteraron de que estábamos allí y nos fueron a visitar; se informaron bien y nos dijeron que "ese tal Coté no es ningún médico, en Ferrol nadie lo conoce como tal...." Inmediatamente mi madre me preguntó,"¿quieres esperar al día siguiente para hablar con él o nos vamos ahora mismo?" y yo le dije que me quería ir YA ,no quería esperar, no quería verle....me había hecho tanto daño que lo único que quería era irme, desaparecer...Después de eso fui a médicos de los de verdad y me examinaron a fondo, y nadie me vió lo que me había visto él, y cómo son las cosas que fui a uno que había vivido en su portal y me dijo que él no se podía creer las colas que se formaban, que no sabía muy bien lo que hacía y cuando yo sé lo conté no se lo podía creer.Se lo intentamos decir a algunas de nuestras compañeras que acudian a él, pero no nos creyeron y hasta nos dejaron de dirigir la palabra, y es que la gente le tenía por una eminencia; pero creo que todo el mundo acaba teniendo lo que se merece y él, si Dios quiere, lo tendrá....Ojalá pague por todas las lágrimas que nos hizo derramar a cada uno de nosotros y a nuestras familias.