lunes, 26 de febrero de 2018

Las Víctimas (III)

Para Concha, porque no puedo imaginarme dolor mayor que la pérdida de un hijo; el dolor que te parte el alma, te rompe el corazón, te nubla la razón y acaba por destrozarte el cuerpo ... ¡¡Tanto dolor, que por doler hasta debe doler el aliento al pronunciar su nombre!!

Y es que víctimas no sólo somos aquellos sobre cuyos cuerpos el "doctor dinero" se cansó de experimentar como si fuese la reencarnación de mismísimo Josef Mengele (sólo que éste lo hacía movido por su fanatismo antisemita y nuestro "insigne doctor" lo hacía por puro amor al dinero), sino también, y en no poca medida, lo son nuestras familias. Nuestras parejas, padres y madres, abuelos, hijos, incluso nietos ... todas las personas de nuestro entorno sufrieron los terribles efectos, que él llamaría "colaterales", de nuestro paso por sus Clínicas.
Ellos eran nuestros acompañantes de interminable horas en la sala de espera, y de kilómetros y kilómetros de viajes; ellos pedían préstamos o hacían horas extras para conseguir el dinero que semana a semana, mes a mes, año a año se dejaba a la salida del costosísimo trata-MIENTO que nos ponía; ellos sentían un temor indescriptible ante un pésimo diagnóstico o un presunto empeoramiento anunciado por la eminencia con la más absoluta frialdad; ellos nos daban fuerza de frente mientras lloraban de impotencia y miedo a nuestra espalda; ellos que hoy sobrellevan la pesada carga de habernos llevado allí o de no habernos sacado a tiempo ... Y es que nada duele tanto como el dolor de un ser querido y en eso nuestras familias tienen un máster.
Por eso hoy, aquí, quería dejar constancia de ello, hoy que me he enterado de que el dolor del alma de una madre por la pérdida de un hijo se ha acabado por manifestar también de modo rápido, duro y brutal en su cuerpo; y es que todos, nuestras familias y nosotros, seguimos sufriendo las consecuencias de aquella atroz pantomima diez años después, por eso sólo pedimos, reclamamos, exigimos un juicio ya, para poder pasar página, para despertar de la pesadilla y empezar a vivir, a sobrevivir, en paz con nosotros mismos.
¡Ánimo Concha, esta familia sigue a tu lado!

sábado, 24 de febrero de 2018

Las víctimas (II)

Al margen de la existencia de ese enorme número de ex pacientes "invisibles" a los que me refería en la entrada anterior, hubo algunos que se quedaron en el camino o bien porque fallecieron, y por lo tanto no podrán estar presentes el día (días) que veamos al "doctor dinero" sentado en el banquillo, o bien porque habiendo sido pacientes de él abandonaron la consulta por diferentes motivos, de los que pasaré a hablar seguidamente, mucho antes de su detención y por lo tanto su posibilidad de denuncia prescribió (otra injusticia más puesto que si ellos también fueron víctimas de sus tropelías y no le habían denunciado con anterioridad, por aquello del principio judicial de "non bis idem", deberían poder denunciarle una vez que se enteran de quién no es, pues antes de su detención es evidente que era imposible).
Estos compañeros que abandonaron la consulta mucho antes de su detención lo hicieron fundamentalmente por las siguientes causas:
- No contar con recursos económicos suficientes para costearse los caros "tratamientos" con los que el "doctor dinero" se había comprometido a curarles (ja, ja y ja, ya sabemos ahora lo que valen su palabra y sus tratamientos); es que dejarse todas las semanas durante meses, años, cientos y cientos de euros, miles en muchos casos, está claro que no hay bolsillo que lo resista, por supuesto esta circunstancia hacía que, como él mismo se encargaba de indicarte, vendieses tus propiedades, las hipotecases o pidieses créditos "porque la salud es lo primero, y entre un cáncer y una finca, ya sabes..." (al final ni cáncer por suerte ni finca por desgracia).
- Comprobar que no mejoraban en absoluto de sus padecimientos por lo que, y a pesar de sus amenazas ("vas a empeorar", "si lo dejas luego no vuelvas llorando que puede ser tarde", "cuando te veas postrado en la cama del hospital a mí no me llames", "ojalá te veas en una silla de ruedas" ...), un buen día decidieron no volver.
- Sufrir a causa de sus tratamientos un daño mayor que aquel por el que se acudió a su Clínica, algo que por cierto le valió al "doctor muchos billetes" al menos dos denuncias previas a su detención, en las que ya fue sancionado con multas e indemnizaciones a las personas lesionadas, y donde ya quedaría de manifiesto que era un INTRUSO ... Peeeroooo, si bien multas e indemnizaciones fueron abonadas, el cierre de su Clínica (sentencia del Supremo) JAMÁS se llevó a cabo.
- Alguno hubo también que dejó de acudir porque en el transcurso de uno de sus tratamientos le localizaba una enfermedad de mayor entidad, y no se dejaba embaucar por el "doctor honoris euro" y buscaba una segunda opinión; el problema aquí estribaba en que si él, listo como una ardilla (inteligente no, pero listo un rato largo), se enteraba de quien era el especialista al que se iba a acudir, porque entonces no dudaba en descolgar el teléfono y ponerse en contacto con él/ella y advertirle de que el paciente que iba a tratar era remitido por él, aprovechando para exponerle su extenso y laureado curriculum, algo que a veces colaba y a veces no, pero que sin duda no obtuvo la respuesta que debiera por parte de los auténticos médicos (es decir, interesarse por la autenticidad de este individuo y proceder a la denuncia ante el Colegio de Médicos) ... en fin, ya sabemos cómo van las cosas en este país, somos muy dados al "laissez faire, laissez passer" (dejar que las cosas pasen sin inmiscuirte) y así nos fue, y así todavía nos va.

martes, 20 de febrero de 2018

Las víctimas (I)

A nosotros se nos podía aplicar aquello tan conocido, aunque reciclado para el caso que nos ocupa,  de "no están todos los que son pero SÍ son todos los que están". Por que sí, efectivamente los que pasaron por la consulta de la insigne eminencia fueron cientos, de verdad, sin exagerar, cientos y cientos, incluso me atrevería a decir que miles, sino cómo se puede disfrutar del tren de vida que llevó todos aquellos años (y que sigue llevando) ... cómo si no se puede amasar una fortuna estimada en unos seis millones de euros a fecha de su primera detención ... pues así, con cientos y cientos de incautos que fuimos a parar a sus Clínicas movidos por muy diferentes circunstancias, de las cuales llegado el momento también hablaré.
Claro que entonces es natural que surja la pregunta de por qué que si éramos tantos sólo acabamos denunciando (entre Vinaróz y Ferrol) unas ciento cincuenta personas. Los que vivimos las primeras semanas de sus detenciones conocemos esos motivos a la perfección:

  • el temor a meterse en líos judiciales cuando estimaban que el daño no era tan importante como para denunciarle;
  • el temor al qué dirán de nosotros cuando se sepa que yo iba allí;
  • y algunas llamaditas "disuasorias" como las que yo misma recibí y que fueron objeto de proceso judicial.
Sobre el temor a no entrar en líos judiciales, mi respuesta siempre fue la misma cuando alguien llamaba para interesarse: "aunque hayas tenido la fortuna de que no te ocasionase ninguna lesión, e independientemente de las consecuencias que para tu salud puedan derivarse de los tratamientos (desconocidas entonces pero que ahora ya empezamos a deducir), algo es innegable, te ha estafado sosteniendo ser quien realmente no es"
Aún así, mucha, mucha gente decidió dar un paso atrás, a algunos les agradezco el que por lo menos nos desearan suerte y nos brindaran información y apoyo moral. Pero para otros, para otros el peso del que dirán fue determinante a la hora de inhibirse; y es que ser un conocido político (a todos los niveles), restaurador, hostelero, deportista, doctora (sí, doctora), farmacéutica de pueblo, familiar de magistrado, intelectual de renombre, etc. supone poner tu sensatez, seriedad, prestigio ... en suma tu reputación en entredicho, y ello sin importar ni mucho ni poco el que con tu actitud de alguna manera encubrías a un presunto delincuente. Aquí lo importante no era el daño que me había hecho sino evitar que lo volviera a hacer ... algunos nos comprometimos con ello y es verdad que no está siendo un camino fácil, pero al menos nunca, JAMÁS, nos sentiremos sus cómplices. 

viernes, 16 de febrero de 2018

Qué cosas contar

Estuve haciendo repaso de la cantidad de cosas que nos han ocurrido en estos diez años y dan para mucho, así que para no liarla he redactado un guión de contenidos:

  • Las víctimas.
  • Otras denuncias judiciales.
  • Los medios de comunicación.
  • Abogados y Tribunales.
  • Colegios Profesionales.
  • Los "invisibles".
  • Coté.
  • Nuevos amigos.
Cada parte, seguramente irá subdividida en varios títulos, sólo así será más fácil entenderlo todo, si es que realmente tanto disparate, que ya es difícil de explicar, puede ser fácil de entender.


miércoles, 14 de febrero de 2018

Diez años desde dentro



Como ya comenté en nuestro perfil de Facebook, a raíz de nuestro penoso 10º cumpleaños he reflexionado mucho sobre lo ocurrido en estos años y creo que bien merece la pena contar TODO lo aguantado a lo largo de esta década, incluso aquellas cosas que en algún momento callamos por prudencia ... Pues ya vale, YA ... Nos hemos ganado el derecho (ya que no la Justicia) a que la VERDAD sobre 3.658 inexplicables, dolorosos, humillantes y cabreantes días, vea la luz.
Retomo este blog para que diez años de injusticia no caigan en el olvido.
Diez años dan, no ya para un libro, sino para una auténtica colección de libros, así que iré por partes, por temas, que pueden no seguir un orden cronológico pero que intentaré situar en el contexto temporal que les corresponde para que los hechos sean de más fácil comprensión.
Y , patético personaje de una vida inventada, tú que sé que nos lees, que nos sigues y persigues, que nos escrutas hasta lo paranoide, teniendo en cuenta lo que aquí se relate y antes de recaer en la tentación de tirar de Códigos Judiciales échale un vistazo detenidamente al auto 01073/2017 de la A.P.  ... Ya tú sabes ¿verdad?: "polémica o conflicto" y "expresiones coloquiales", a veces esa Justicia que no llega a lo auténticamente importante se para en otros detalles que, aunque inicialmente parece que te cierran una puerta, te dejan abierta la ventana, y además de par en par ... ¡¡cachis!!






jueves, 8 de febrero de 2018

Díez años y sin fecha de juicio... ¡¡ DÍEZ !!

Anteayer se cumplieron díez años, DÍEZ, de la detención de un impostor llamado José Manuel López Pérez "Coté", ese tipo al que los ciudadanos ya conocen como el "falso médico de Ferrol" (título muy apropiado y que ya le acompañará a lo largo de su despreciable vida), y que ha dejado tras de sí muchísimo dolor físico y emocional, después de haber "ejercido" falsamente como médico súper especialista y osteópata por más de quince años en sus clínicas de Ferrol, Viveiro y posteriomente Vinaróz. Y lo de "falsamente" ya no lo digo yo, lo dice la Fiscalía cuando pide más de 300 años de cárcel para este elemento.
Hoy se cumplen diez años desde que el Juez ordenó su entrada en prisión provisional con una altísima fianza (que luego se vería rebajada por la Audiencia Provincial a la décima parte), pero aquello duró bien poco, a los seis meses ya estaba de nuevo en la calle ... Para volver a las andadas, claro está.
DÍEZ AÑOS después, sus víctimas seguimos esperando un juicio que no llega, como tampoco llegarán a él algunos compañeros que se han quedado en el camino y que ya no podrán entrar en la Sala de la Audiencia Provincial a relatar las atrocidades que cometió con ellos, como les atemorizó, como les engañó y como se llevó su dinero.


En nuestro caso se hace duro hablar de Justicia; ni aunque mañana mismo se celebrase el juicio, ya es tarde, muy tarde para reparar tanto daño; aquí la Justicia no está siendo lenta, sencillamente sufre de parálisis permanente. Y es que estamos cansados, dolidos, enfermos, lesionados, emocionalmente agotados, victimizados hasta extremos que rozan la indignidad, en una palabra estamos HARTOS.

Y mientras este tipo pasea su oronda y altiva figura por las calles, con total impunidad, mofándose de sus víctimas y de la propia Justicia. Porque, claro, para el Sistema Judicial español este individuo es poseedor de innumerables derechos y recursos que nosotros, sus víctimas, no poseemos; este Estado tan garantista en el que sobrevivimos, nos demuestra a diario su honda preocupación por los delincuentes pero en absoluto por las víctimas, esas víctimas que somos noticia un día, una semana o un mes, pero que luego regresamos de las primeras páginas de los medios de comunicación a la dura soledad de nuestro dolor, a la insoportable impotencia ante los Tribunales, a la más absoluta ausencia de explicaciones, ...y así semana tras semana, mes tras mes y año tras año hasta llegar a estos díez.

¿Hasta cuándo? ...¿Cuánto más tenemos que aguantar? ...