sábado, 31 de marzo de 2012

Aviso

Pedro, gracias por tu aportación en un comentario que, aunque no tiene que ver con nuestro "doctor", desgraciadamente no puedo publicar, sólo decirte que no cae en saco roto, tomo nota. Te rogaría que me enviaras un correo electrónico donde dar contestación a tu duda.
Un abrazo.

domingo, 25 de marzo de 2012

La "cotedependencia".

Son muchas las personas y periodistas que nos han preguntado, y aún preguntan, cómo podía ser que si nos encontrábamos tan mal o si no notábamos una clara mejoría después de un tiempo más o menos largo de tratamiento en su "Clínica" podíamos seguir acudiendo a su consulta; siempre damos explicaciones muy detalladas de las causas, pero considero que todas y cada una de ellas se puede resumir en una sola palabra: "cotedependencia".
Y es más, ahora, sabiendo lo que sabemos (y lo que esperamos saber todavía), esa palabra cobra mayor sentido: coté-dependencia......¿porque qué es una persona que tiene un dolor o patología crónica y necesita de un determinado fármaco para paliarlo?, pues eso, un dependiente. Lo cruel de esto está en que mientras para nosotros, y siempre según sus palabras, nos estaba aplicando una terapia curativa, él sabía perfectamente que lo que estaba haciendo era, por decirlo de modo "generoso", un tratamiento paliativo; es decir, en lugar de curar una dolencia solamente disfrazaba sus síntomas.
Si tienes una inflamación a causa de una dolencia vertebral ¿qué mejor que una buena dosis de cortisona?...y hasta la próxima sesión antes de que vuelva a doler!! Supongo que el mismo objetivo tendrían los anestésicos locales como la lidocaína o la procaína; si además completamos el "cóctel" con un valium, vamos, que te ibas para casa como una seda....hasta que tu cuerpo te avisaba de que necesitabas otra dosis, y corriendo para Ferrol o Viveiro.
Ahora nos explicamos esos síntomas que tuvimos durante semanas incluso meses después de que le cerrasen la clínica y por tanto nos quedásemos sin "tratamiento": sudores, nerviosísmo, mareo, taquicardía, insomnio, sensación de inestabilidad, irritabilidad....estábamos pasando nuestro particular calvario de desintoxicación.
Esa "dependencia" farmacológica venía reforzada por la "dependencia" psicológica de la que ya hemos tratado alguna vez:"si dejas el tratamiento no me responsabilizo de las consecuencias....", "vas baja de tratamiento, en cualquier momento te puede volver a repetir y después va a ser tarde.....", "este tratamiento no es de quita y pon, cuando te dé la gana, o eres constante o no sirve de nada.....". Por encima teníamos "médico" 24 horas al día los 365 días del año ¿dónde encuentras eso?, ni en el mejor seguro ni en el mejor médico privado, nos tenía pillados!!
Sí, está claro que sufríamos "cotedependencia", pero por suerte de ese mal ya nos hemos curado; ahora toca curar las secuelas, tanto físicas como psicológicas o emocionales que este ser tan dañino nos ha dejado, pero para eso contamos con la mejor "doctora" posible: la JUSTICIA!!

miércoles, 21 de marzo de 2012

¿Diagnosticaba el "Dr. Coté"?

Como ya conté en otros artículos la gran mayoría de nosotros llegábamos a la consulta de Coté con un diagnóstico previo, a veces íbamos remitidos por otros facultativos, a veces por la fama que le precedía.
¿Cómo reaccionaba el "doctor" ante esos diagnósticos?
- Si el diagnóstico previo era de una enfermedad crónica, de esas para las que la medicina oficial no tiene curación (fibromialgia, esclerosis, reúma, parkinson....) lo confirmaba, eso sí previa "puesta al día" de más pruebas que pagabas religiosamente a precios "populares"; solía ponerle su "toque" personal, siempre dibujando nubarrones en su futuro desarrollo que sólo despejarían si te ponías en sus expertas manos.....pero entonces sacaba su varita mágica de los supertratamientos de ultimísima generación llegados de Alemania y EE.UU, y ya estabas atrapado en la telaraña.
- Si el diagnóstico previo era de alguna patología molesta, susceptible de una intervención quirúrgica dentro de un tiempo, y por lo tanto "curable", tipo hernias lumbares o cervicales, úlcera intestinal....lógicamente había que realizar las pertinentes pruebas y...¡bingo! él te lo arreglaba con tratamiento osteopático (manipulaciones) e inyecciones de la misma procedencia que las anteriores. Más tarde pasaría a "intervenir con microcirugía"...¡así nos fue!
- Si el diagnóstico no era lo suficientemente grave, no había problema: pruebas y ¡dale gracias a Dios por que te había cogido a tiempo! porque los índicadores tumorales marcaban altos, es decir estabas a las puertas de desarrollar un cáncer, si es que ya no lo tenías encima.
El caso era tenerte "enganchado", ¿y de dónde sacaba Coté tanto conocimiento médico? Ahora que repasamos nuestros informes médicos caemos en la cuenta de que las patologías de las que nos trataba eran unas doce o quince, con su pequeño toque diferenciador, que era tan insignificante que le llevaba muchas veces a contradecirse con respecto a lo que te había dicho a lo mejor unos meses antes, pero eso sí la equivocada eras tú...¡faltaría más! A tal extremo llegó de aplicarnos la misma patología a unos y otros que existen informes copiados miméticamente, en el que sólo cambia el nombre como el de Abel y el mío, ambos con una mielitis transversa que por supuesto JAMÁS tuvimos. Además mientras te hacías las pruebas que él te solicitaba le daba tiempo al chico de "aprenderse" todo aquello que necesitaba saber sobre tu auténtico caso para darle después su dramático giro que te convertiría para siempre en "cotédependiente".
Es decir él se "empapaba", vía libros, vía internet, de todo lo existente entorno a esa raras enfermedades y luego nos soltaba el rollo y nosotros soltábamos la pasta y la salud. Es que no hay que olvidarse de que inteligente no, pero listo ha sido y es un rato largo.
Entonces ¿diagnosticaba Coté?, pues claro que sí, siempre buscando lo peor de lo peor: enfermedades raras, parásitos innombrables pero peligrosísimos, patologías previas complicadas con otras nuevas,....pero siempre, siempre al límite, era el reino del miedo insuperable, ahí estaba el quid de la cuestión. 
De todos modos lo extraño en todo esto es que nunca un médico de los de verdad (y mira que sus pacientes hemos visitado unos cuantos) nos hubiese dicho que eso sonaba a "chino" (nunca mejor dicho) y nos hubiese alertado, o incluso mejor le hubiese denunciado....jamás entenderé cómo tuvo tanto tiempo la consulta abierta cuando el Colegio Médico que en su momento le denunció sabía que era un (presunto) impostor y cómo la Justicia y la Autoridades no procedieron a clausurar su Clínica.....los hay con suerte, ¡pero hasta la suerte tiene fecha de caducidad!

jueves, 15 de marzo de 2012

Del material y la medicación.

Antes de seguir adelante contando nuestra historia hay una pregunta que me ronda la cabeza desde el principio de toda esta pesadilla ¿de dónde salía el material quirúrgico y la medicación que nos inyectaba el "doctor"?; y no me refiero al Betadine, los vendajes, esparadrapo o jeringuillas que cualquiera de nosotros podemos conseguir en una farmacia o incluso en un hipermercado. No, no, me refiero a los bisturís, material de sutura, pinzas quirúrgicas...., y medicación para la que se requiere receta médica como por ejemplo un anestésico como la lidocaína, una cortisona como el Urbason  o un tranquilizante como el Valium, porque hasta donde yo sé esos fármacos para ser dispensados por un farmacéutico necesitan de la firma de un médico y de su número de colegiación; Coté, médico por la información que obra en la causa NO es, y desde luego colegiado para ejercer en España NO está....¿entonces?
Se ha dicho que falsificó un número de colegiado durante algún tiempo, incluso que falsificó la firma de algún médico auténtico pero ¿durante quince años?. Además no hay que olvidar que ese material y medicación (incluso la homeopática o biológica) al ser para "uso (abuso) masivo" se compra por lotes, lo que conllevará unas facturas, un IVA, vamos, lo normal de una empresa o profesional decente. Hay quien sostiene que lo obtuvo (presuntamente) a través de un veterinario, pues entonces habrá que preguntarle a ese veterinario si no le sorprendían tales pedidos ¿o es que tenía con el "doctor" algún tipo de acuerdo comercial?....mmmm, raro, raro!!
Espero que este proceso judicial arroje la luz suficiente sobre este asunto, pero de lo que podéis estar seguros es de que para mí el "temita" de la medicación es un objetivo a aclarar si o si, yo quiero, no, exijo por parte de las autoridades judiciales, sanitarias y de todo el que tenga que ver con esto que nos lo aclare, no es de recibo que a miles de personas se nos hayan estado inyectando sustancias desconocidas, como si de cobayas se tratara, y ahora nadie se preocupe ni se responsabilice de decirnos lo qué.

viernes, 9 de marzo de 2012

Seguir adelante.

Estos días aprovechando mi convalecencia he puesto un poco de orden en la ingente cantidad de documentación que tengo acumulada en casa sobre nuestro "caso"....¡cuántas cosas han pasado en estos cuatro años, cuántas más en los años de "ejercicio profesional" del rapaciño de Ferrol, y cuánto queda por contar!
Al revisar los historiales de mis compañeros me he vuelto a estremecer, a revivir la pesadilla, y me he dado cuenta de que en los últimos tiempos yo también he caído en la misma trampa que este individuo le ha tendido a la Justicia (abusando de los instrumentos que brinda a todo ciudadano), la de prestarle más atención a los procedimientos judiciales (recursos, alegaciones, demandas...) que a nuestra historia y a los auténticos protagonistas de ella, nosotros sus "presuntas" (ja) víctimas. Pues hasta aquí, no te vas a salir con la tuya; toca retomar nuestro papel y explicar lo que el "señor doctor" hacía a sus cobayas humanas a cambio de enriquecer poco a poco su patrimonio hasta cantidades que le sacarían los colores a cualquier persona decente.
Seguiré contando nuestros casos, nuestros "tratamientos y operaciones", el "modus operandi" de Coté, el patrimonio que amasó a costa de nuestro sufrimiento y nuestro dolor, sus cómplices, su retorcida personalidad, las consecuencias de todo ello y por supuesto de nuestro día a día que ya ha quedado condicionado para siempre por lo que nos ha hecho.
Pero la grandeza de la Justicia hará posible que el día que este tipo entre en Teixeiro (y entrará, seguro que entrará, no me cabe la  menor duda) nosotros empezaremos a olvidarnos de él, y él en cambio nos recordará a cada momento desde la soledad de su celda, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año, y ya será para el resto de su vida.
Toca seguir adelante!