Hoy he tenido uno de esos días, que por motivos que no vienen al caso aquí, he tenido que repasar algunos historiales de compañeros....sigo sin acostumbrarme, me sigo horrorizando, INDIGNANDO. Si, indignando por el sufrimiento de todos nosotros y por la arrogancia con que el presunto (aunque mejor sería decir presuntuoso) pasea su provisional libertad.
Hoy está siendo uno de esos días que escupiría por la boca esa rabia directamente proporcional al daño que nos ha hecho y que es de tal magnitud que seguramente lo registrarían en las escalas de Ritcher o de Mercalli por constituir un auténtico terremoto de calificativos que aún moviendo las entrañas de la tierra me siguen pareciendo poco.
Otro "detalle" más ha asaltado hoy mi memoria: la centrifugación de nuestra sangre, la autovacunación.

Ahora, sólo de pensarlo me dan escalofríos ¿qué repercusión pudo, puede y podrá tener semejante práctica?...¿Y la asepsia?. Sé que hubo algún compañero que comentó sentirse mal después de esa práctica: dolores de cabeza, naúseas, incluso vómitos...pero por suerte aquí estamos!
Por cierto ¿qué ocurriría con las jeringuillas de sangre que nos extrajo para analíticas y nunca llegaron al laboratorio?
El aparato de la foto evidentemente no es el mismo, pero tiene la misma funcionalidad, lo que ocurre es que utilizado por un MÉDICO sin duda nos generaría más tranquilidad, pero no es el caso; por eso a veces creo que es un milagro que podamos contarlo, bueno no todos, pero al menos la mayoría!!
De todos los tratamientos que nos ha puesto tengo muy claro que hay uno que sí ha funcionado: nos ha vacunado contra él, inoculándonos el virus del desprecio más absoluto hacia su persona; de no ser un individuo tan malvado probablemente hasta nos daría pena, pues en su exagerada megalomanía resulta patético.....pero no, porque ese virus provoca un raro efecto secundario, cercano a la venganza, pero más eficaz: la JUSTICIA, esa que le llevará más pronto que tarde a las rejas de Teixeiro.