jueves, 17 de mayo de 2018

La atenuante de dilaciones indebidas

Si algo me ha causado una enorme sorpresa es la apreciación por parte de la Audiencia Provincial de Castellón de la atenuante de dilaciones indebidas que ha conllevado una sustancial "rebaja" en las penas impuestas al dúo Coté & Gisbert.
Dilación indebida, así dicho de una manera totalmente burda, es que en estos nueve años se ha perdido mucho tiempo hasta llegar al juicio y que eso ha perjudicado seriamente a Coté y a Gisbert, puesto que los "pobrecitos" se han visto sujetos a tensiones anímicas, seguimiento mediático, imposibilidad de rehacer sus vidas con normalidad, etc., etc., etc. 
Aldo Moro que, además de político, fue un magnífico profesor de Derecho Penal sostenía que "la Justicia no tiene que tener nunca prisa, pues el equívoco enredo del ilícito perdura y debe perdurar hasta cuando sin ninguna prisa y absoluta garantía de certeza, la situación no termine por aclararse ... Esto no es una necesidad impuesta, sino que se corresponde con las exigencias elementales de la Justicia, la cual, por lo que pierde de inmediatez lo gana en objetividad y sustancial eficacia".
En pocas palabras: las prisas no son buenas cuando se quiere hacer algo bien ... y ya no digamos cuando ese "algo" es impartir Justicia. Y esto lo dice alguien que lleva "implorando" años y años por un juicio, tanto en Castellón (ya ha tenido lugar) como en Coruña (no tenemos todavía fecha), pero que conforme se iba desarrollando la investigación y la práctica de las pruebas fui tomando conciencia de que lo que teníamos delante era, como se dice vulgarmente, muy "gordo" y que no se iba a resolver de hoy para mañana. Aunque no es menos cierto que tampoco esperaba yo convertirnos en un nuevo proceso "Préstige", pero bueno la estrategia dilatoria de presentación de recursos no fue precisamente la de la representación legal de las víctimas, sino la de los diferentes letrados de los hoy condenados.
De todas formas en todo proceso penal, si realmente éste quiere ser justo, ambas partes deberíamos estar en el mismo plano de igualdad en cuanto a derechos, así si para el acusado las supuestas dilaciones han conllevado un sufrimiento innecesario, qué creen que han supuesto para la víctima, y más en un caso como en el que nos ocupa en el que existe un daño físico y emocional evidentes, pues un auténtico calvario: incertidumbre sobre la repercusión en nuestra salud de los desconocidos tratamientos, periplo por consultas médicas, ansiedad y depresión, preguntas sin respuesta, innumerables gastos ... y el tener que soportar cruzarte por la calle con los protagonistas de tanto sufrimiento.
Creo que no me equivoco al asegurar que en estos nueve años (diez en el caso de Ferrol-Coruña) el sufrimiento de la parte demandante y la parte demandada no ha sido ni remotamente equiparable, sencillamente porque nosotros somos algo más que una parte demandante, que una acusación particular, somos eso que tan fácilmente se califica como víctima pero que tan difícil es de convivir con ello cada día ...¡¡ para cuanto más durante años y años!!


No hay comentarios:

Publicar un comentario