Desde estas páginas cuando contamos nuestra historia necesariamente hablamos de justicia; por eso en este mismo blog a veces recogemos una noticia o una conmemoración que de alguna manera nos remueve el alma como personas y como víctimas.
Vaya por delante que de lo que voy a tratar de modo breve en nada, ni remotamente, se parece a lo que nuestro colectivo está pasando, nada, ni de lejos; y es que no puedo imaginar mayor dolor, mayor desesperación, mayor desgarro que el de Antonio del Castillo y Eva Casanueva, los padres de Marta del Castillo.
¿Que por qué traigo entonces este tema aquí? muy sencillo porque como persona y como madre espero, como esperan ellos, justicia, JUSTICIA con mayúsculas, y porque tengo que confesar que desde que me siento víctima me he sensibilizado todavía más con el dolor y la angustia de todos los que lo son, sea cual sea el origen de su situación.
Y reitero: en nada, nada tiene que ver nuestro caso con el suyo.
Hoy, tras haber finalizado ayer el juicio por la muerte y desaparición de su hija (19 días de sesiones), les oído en una entrevista y me han conmovido enormemente, son sin lugar a dudas un ejemplo de dignidad, de respeto por las Instituciones, de saber estar, de denodada lucha por obtener justicia pero sobre todo por conseguir la vuelta de su hija.
Desde esta página toda mi admiración, mi respeto, mi solidaridad y mi esperanza, la esperanza en la Justicia de los Tribunales cuando impongan las penas a tan crueles personajes y la esperanza en los sentimientos (o en los remordimientos) de alguna persona que permita que en algún momento, aunque sea de forma anónima, Marta vuelva con los suyos.
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