Estos días he estado repasando los historiales de mis compañeros, deteniéndome en los detalles, detalles que suponían para nosotros una nueva modalidad de la desgraciadamente tan conocida tortura de la "gota malaya"...¿en qué consiste esta tortura?, pues en sentarte atado a una silla y dejar que durante horas, días, caiga sobre tu cabeza agua gota a gota, continuamente, hasta que resuene en tu cabeza provocando un gran dolor para terminar abriendo una brecha allí donde cae.
Pues eso, eso es lo que vivíamos los pacientes de tan insigne "médico"; en cada consulta, en cada cita esgrimía sin piedad sus mejores armas: la amenaza, el miedo, el anuncio de un mal mayor si no asistías a su consulta:

-Índices tumorales altos en las analíticas, como consecuencia un cáncer, sobre todo la leucemia, su preferida.
-Estrechamiento de canal medular por compresión vertebral, consecuencia una paralísis en sus dos versiones paraplejía y tetraplejía. Aquí aprovechaba para ilustrarte del maravilloso trato que te dispensarían en el Hospital de Tetrapléjicos y Parapléjicos de Toledo.
-Virus innombrables, venidos de sabe Dios dónde, con consecuencias imprevisibles: sordera, ceguera, pérdida de algún órgano principal.
-Agravamiento de las enfermedades crónicas como la fibromialgia, el lupus, el herpes, el asma, etc....
-Artrosis o artritis reumatoide, con posterior rotura de huesos o inutilización de alguna extremidad.
-Y tantas otras.......
Una cosa es que un médico te diga la verdad sobre qué enfermedad padeces, sus consecuencias y sus posibles soluciones o tratamientos, y otra bien distinta es que cada día, todos los días, que ibas allí, la advertencia se convertía en la única explicación, y si se te ocurría el mencionarle que te gustaría contrastarlo con otro médico, entonces se armaba la de Trafalgar; primero estallaba:
-¿Dónde vas a encontrar tú un médico con la preparación que tengo yo? que a mi me han formado en EE.UU, no como a estos patanes de aquí que salen de la Facultad sin puta idea. ¡Vete, vete, ya volverás corriendo y ojalá que después no sea tarde!
Normalmente después de ese estallido te dejaba solo en la cabina durante un rato y luego entraba como una seda y hasta se ponía extrañamente comprensivo y cariñoso:
-¿Pero no te das cuenta que es tirar por la borda todo lo que llevamos adelantado?, si en nada terminaremos tu tratamiento (¿en nada?, JA, no conozco a nadie al que le haya dado el alta), ¿te vas a arriesgar a tener que empezar de nuevo dentro de un tiempo cuando veas que con la medicina española no vas a ningún lado?. Y mira si en el peor de los casos viésemos que el tratamiento no es suficiente yo mismo me comprometo a llevarte a la Clínica Mayo o a Houston.....
Y zas!!! ya estaba la mosca de nuevo pillada en la tela de araña. Siempre fue un encantador de serpientes, con un gran poder de seducción a nivel médico, y si aún por encima te lo recomendaban médicos del prestigio del Dr. Arriaza, ¿quién eras tú para ponerle en duda?
Ahora con la perspectiva que ta da el tiempo, te das cuenta de lo fácil que resulta asustar a quien ya de por sí acude a ti como "profesional" con dudas, con miedo sobre el futuro de su salud, de su vida o la de un ser querido; y por encima ese daño psicológico que aquellas palabras te producían y que a algunos nos situaron al borde del abismo. Lo tengo claro, si, para mi tal conducta constituyó sin duda alguna un (presunto) delito de amenazas y ahora si quieren que me lo rebatan jurídicamente, así nos sentimos....y lo que ya es denigrante, lo que ya te retrata es que lo hicieses con los niños, miserable!!!