lunes, 11 de junio de 2012

La centrifugadora.

Hoy he tenido uno de esos días, que por motivos que no vienen al caso aquí, he tenido que repasar algunos historiales de compañeros....sigo sin acostumbrarme, me sigo horrorizando, INDIGNANDO. Si, indignando por el sufrimiento de todos nosotros y por la arrogancia con que el presunto (aunque mejor sería decir presuntuoso) pasea su provisional libertad.
Hoy está siendo uno de esos días que escupiría por la boca esa rabia directamente proporcional al daño que nos ha hecho y que es de tal magnitud que seguramente lo registrarían en las escalas de Ritcher o de Mercalli por constituir un auténtico terremoto de calificativos que aún moviendo las entrañas de la tierra me siguen pareciendo poco.
Otro "detalle" más ha asaltado hoy mi memoria: la centrifugación de nuestra sangre, la autovacunación.
Empecé a recordar cómo ante una evidencia de una grave enfermedad (o sea casi todos nosotros) nos sacaba una o dos jeringuillas de sangre, las introducía en aquel aparatejo de color crema que tenía cerca de la camilla en la cocina-quirófano, lo ponía a funcionar haciendo un endiablado ruido como si de una licuadora o una lavadora con el programa de centrifugación puesto se tratase. Cuando el aparatejo se paraba, extraía los tubos, cargaba de nuevo las jeringuillas y nos las volvía a pinchar en los sitios más variados, aunque sus preferidos eran la columna y alguna que otra vez el brazo, raras veces en la parte de atrás del cuello, bajo el cráneo.
Ahora, sólo de pensarlo me dan escalofríos ¿qué repercusión pudo, puede y podrá tener semejante práctica?...¿Y la asepsia?. Sé que hubo algún compañero que comentó sentirse mal después de esa práctica: dolores de cabeza, naúseas, incluso vómitos...pero por suerte aquí estamos!
Por cierto ¿qué ocurriría con las jeringuillas de sangre que nos extrajo para analíticas y nunca llegaron al laboratorio?
El aparato de la foto evidentemente no es el mismo, pero tiene la misma funcionalidad, lo que ocurre es que utilizado por un MÉDICO sin duda nos generaría más tranquilidad, pero no es el caso; por eso a veces creo que es un milagro que podamos contarlo, bueno no todos, pero al menos la mayoría!!
De todos los tratamientos que nos ha puesto tengo muy claro que hay uno que sí ha funcionado: nos ha vacunado contra él, inoculándonos el virus del desprecio más absoluto hacia su persona; de no ser un individuo tan malvado probablemente hasta nos daría pena, pues en su exagerada megalomanía resulta patético.....pero no, porque ese virus provoca un raro efecto secundario, cercano a la venganza, pero más eficaz: la JUSTICIA, esa que le llevará más pronto que tarde a las rejas de Teixeiro.  

3 comentarios:

  1. Indignados más que indignados!!!!! Tú los has dicho, querida Esther, por suerte estamos aquí, bueno no todos. Quiero y debo pensar que se hará Justicia por tantas y tantas barbaridades. Ojalá tengamos pronto un merecido final. No puede ser de otra manera. Ya han pasado cuatro largos años.

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  2. Despues de cuatro vienen cinco,de cinco seis,espero ,confío y deseo que cuente él muchos más alli, tambien yo los conté en su despreciable "CLINICA" y tambien conté como tenía que pagarle los 6 millones de pesetas en año y medio, más lo que perdí economicamente estando de baja. Espero que acabe donde tiene que estar haber si piensa todas las locuras que ha hecho con estos conejillos.Ademas se tenía que reir pensando que él era muy listisimo para poder tener engañada a tanta gente y de tan distinta condición. Animo a todos ganaremos la batalla.Un abrazo a todos y en especial a Esther que es la que se lleva los palos directamente. repito un abrazo.

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  3. Que horror!! Cada vez que pienso todo lo que nos ja hecho.. Se me remueven las entrañas...
    Pagaras, por todo lo que has hecho..,

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