martes, 6 de marzo de 2018

Las Víctimas (IV)

"¿Y cómo os encontráis?" ... Esta es la pregunta más recurrente que me hacen los periodistas cada vez que hablan conmigo.
Antes de contestar suspiro profundamente, como lo acabo de hacer ahora mismo, porque evaluar el estado físico, anímico-emocional y el personal en general (profesional, económico, etc,) de mis compañeros y el mío propio resulta una tarea bastante difícil, sobre todo si, como necesitan los periodistas, debes sintetizarlo en pocas palabras. Quizás entonces lo mejor sea abordarlo por partes ...

A nivel físico.-
Muy pocos afortunadamente no necesitan ningún tipo de tratamiento ni de seguimiento médico porque el "doctor dinero" no llegó a causarles daño físico alguno, fundamentalmente porque no hundió en ellos su bisturí ni les cosió a inyecciones.
Algunos dejaron atrás las ficticias dolencias diagnosticadas por el "insigne médico" y/o superaron las reales una vez llegaron a médicos de verdad, aunque en bastantes casos tengan que seguir pasando periódicas revisiones.
Un gran número nos hemos dejado definitivamente la salud en sus Clínicas, bien por lo que directamente nos realizó o bien por el tiempo que perdimos allí, un tiempo que como muchos médicos reconocen en sus informes era crucial para nuestra curación; así pues seguimos inmersos en la interminable rueda de pruebas, consultas, intervenciones quirúgicas, tratamientos ... y todo ello siendo perfectamente conscientes de que es lo que nos acompañará ya de por vida. De ese gran número, entre los que me cuento, algunos están verdaderamente mal dependientes de unidades del dolor, algo que se podrá comprobar en el propio juicio.
Y otros pocos ... otros pocos ya no podrán acudir al juicio, sencillamente porque ya no están.

A nivel emocional.-
Aquí sí que TODOS, en mayor o menor grado, estamos afectados, porque no es nada sencillo asumir que has puesto lo más importante que tienes, tu vida, en manos de un tipo que no tenía más formación que el bachillerato; un tipo que no tuvo el más mínimo escrúpulo en diagnosticarnos cáncer, enfermedades raras, graves dolencias, intervenirnos quirúrgicamente, inyectarnos a saber qué medicamentos, a advertirnos de los riesgos tan extremos para nuestra salud si abandonábamos su trata-miento ... En fin, que al recordar aquella pesadilla, la realidad en la que vives se te hace muy difícil de sobrellevar; la incertidumbre y el miedo son una constante en nuestras vidas. Y a todo esto hay que sumarle la rabia y la impotencia de tropezárnoslo en la calle, disfrutando de una vida que dista mucho de ser la que tenemos cada uno de nosotros y de comprobar que la Justicia no llega.
Así pues, mucho estrés, ansiedad, depresión, rabia, impotencia, dolor ...

A nivel personal.-
Algunos han perdido sus trabajos y/o su patrimonio; otros padecen constantes bajas laborales o tienen reconocidas minusvalías; también algunos han tenido que pedir la invalidez permanente ... A nivel profesional y económico su "herencia" tampoco es desdeñable.

En fin, que diez años esperando no han curado las heridas, todo lo contrario están abiertas, muy abiertas, como bien enunciaba aquel documental de la TVG: Coté, feridas abertas ... Heridas que seguramente cerrarán, aunque dejen cicatriz, el día que le veamos entre rejas.

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