Después de estas semanas subida a la montaña rusa de problemas de salud, problemas con el blog y noticias sobre las denuncias que me/nos interpuso Coté, toca recuperar "nuestra historia" y nada mejor para ello que hablar de la ampliación que el "doctor" hizo de su Clínica, aunque fuese más adecuado llamarle "negocio".
Como ya os dije alguna vez yo me fui de aquel infierno un 14 de febrero de 2006 y no volví más. Pues bien, por aquellas fechas aún no había ampliado su Clínica de la Calle Real, si bien ya hacía mucho tiempo que, al menos a mí, me había hablado de su deseo de comprar el piso de enfrente, en la misma planta; al parecer la dueña le ponía muchos problemas y además "se le iba la mano en la cantidad".....sería por dinero!!! Y hablando de irse la mano, al único que se le ha ido la mano, el brazo y todo lo demás es al muchachote ferrolano.
Comprenderéis entonces que lo que os voy a contar lo sé por lo que a su vez me han contado los compañeros que allí estuvieron. Una vez más podréis comprobar que a Coté le iba el lujo y la apariencia, aunque no la elegancia ni el buen gusto, esto no lo da el dinero sino la cultura y la educación, y como no están en venta no las pudiste comprar ricachón!
En la entrada de la "parte nueva", a la derecha, había un pequeño sofá en un rincón. A la izquierda, en lo que era el salón-comedor del piso, su fastuoso despacho; en él destacaba un armario-vitrina a la izquierda en la que se almacenaban libros de medicina....¿de qué si no?, ¡pena que no se los leyese!, ¿los compraría al kilo?, acompañados de figuras y alguna plaquita; cerca un ostentoso sofá de cuero y presidiendo el despacho una imponente mesa de metacrilato, con sus modernas sillas (2 de confidente y un sillón para el doctor); sobre la mesa tarjetas de visita y papeles en cantidad.
Detrás de su sillón, el ordenador y la impresora; ordenador en el que, de vez en cuando, a algunos les enseñó las técnicas que utilizaba en operaciones delicadas (por supuesto no eran vídeos de él, sino de los muchos que hay en la red). Al lado de la mesa de despacho, una librería de madera noble (...¡que le quedaba de un bien!!) , en la que tenía varios tomos médicos sobre el cáncer, por supuesto en inglés.
Hacia atrás y en un rincón había un sillón de cuero, monoplaza, en el que más de una vez se sentaba el "colega" Gisbert, mientras el doctor explicaba a los pacientes su diagnóstico y los tratamientos que se disponia a aplicar para atajar las dolencias.
En el resto del piso había tres salas (habitaciones) en las que había una camilla, una mesilla metálica en la que depositaba el material (medicación, agujas, etc,) y también unas pequeñas estanterías en las que estaban colocados varios libros de medicina (muchos de ellos sobre el cáncer).
En una de las habitaciones, la que seguramente era la habitación principal del piso, había una cama y un sillón reclinable. Esa habitación se utilizaba para los pacientes "más delicados" o los que necesitaban cuidados especiales o reposo tras una "intervención" (se me remueven las tripas....¿intervención?...¡caradura!).
Había un cuarto de baño general y de lo que sería la cocina sólo se debía utilizar para cambiarse de ropa las "enfermeras", comer cuando comían allí o para otros usos propios. Se ve que decidió que la cocina del viejo piso siguiera haciendo el papel de "quirófano", aunque muchos la recordemos más como una cámara de torturas.
El piso estaba muy cuidado, como nuevo, con calefacción, bien pintado y con armarios empotrados. Alternaba colores suaves con algunos más fuertes, y mezclaba los materiales, quería obtener un estilo muy "in", nuevo, elegante.....pero no lo consiguió. Eso sí se gastó un pastón en muebles y decoración, total pagábamos nosotros!
Tres o cuatro años más de explotación, engaño y dolor en una exhibición de poderío "médico"; años donde lo único importante era amasar pasta y más pasta, a costa de lo que fuese: de nuestros bienes hipotecados o malvendidos, de nuestras empresas, de nuestros préstamos, de nuestras familias, de nuestra tranquilidad.....de nuestra vida!!
Amasaste dinero, sí, como los faraones amasaban riquezas en el Antiguo Egipto, riquezas que se llevaban a la tumba....tu desgracia será que allí a donde te va a mandar la Justicia, allí no podrás llevarte tu inmenso patrimonio, pobre chico rico!!
si señor....la clinica era demasiado ostentosa y esas cortinas tan rechamangueiras...parece mentira que tenga este pobre hombre tan mal gusto. Para que veamos que el dinero no lo es todo!!!!! jajajaj
ResponderEliminarAnte todo querida Esther, ojalá se te vayan resolviendo los problemas de salud.
ResponderEliminarMALDITA CLÍNICA!!!! Verdad “Dr. Coté” que tengo toda la razón del mundo en expresarme así? Lo sabes perfectamente!!!! Te has pasado tres pueblos con los falsos diagnósticos y no hablemos de las supuestas intervenciones. Vaya, vaya con el famoso Coté. Ahora TAMBIÉN tienes mucha, mucha fama, pero de presunto sinvergüenza y presunto estafador.
No quiero recordar el famoso despacho con la mesa de metacrilato, por cierto todavía había cuadros pendientes de colgar. Presumía de que lo estaban decorando ellos mismos y claro por falta de tiempo todavía había cosas pendientes. Qué problema había en decorar y decorar total era todo con nuestro dinero. Allí nos ha dado el mayor susto de nuestras vidas y como tu bien dices querida Esther con el famoso ordenador donde nos explicaba lo que realmente no existía. Qué más te daba presunto sinvergüenza el vernos con cara de pánico cuando nos dabas tus famosos diagnósticos. También hablando de la parte económica tampoco te has quedado corto. Tu pretendes que nosotras hemos faltado a la Justicia? Eso no te lo crees ni tú!!!!!
Al amigo Gilbert le digo otro tanto.
que verguenza...no me digas Esther que Gisbert estaba allí para aprender como se engañaba y estafaba a la gente. Dios que asco me dan los dos.
ResponderEliminarÁnimo y a seguir la lucha.
Amigo Benicarlo, el presunto desgraciado del Gisbert nos ha dicho personalmente que teníamos una gran suerte estar en manos de Coté. Tal para cual. Además se ha visto claramente en el programa de La Milá que son los dos iguales.
ResponderEliminarMucho ánimo querida Esther.
A mi querido amigo Gisbert también tengo muchas ganas yo de verlo...os merecíais estar encerrados pero desde el minuto 1 ya...que voy a decir yo de esa clínica...que me supone asco y dolor de recordarla...todos los días allí metida, desde las 9 de la mañana hasta las 19 o 20 de la tarde...yo sí que estuve metida en una cárcel, más bien en un matadero, en una secta....yo solo tengo ganas de verte encerrado para que te pudras, nunca existirá adjetivo suficiente para lo que te mereces y por todo lo que hemos sufrido...justicia ya!!!
ResponderEliminarRecuerdo perfectamente ese despacho! No se me olvidará una vez que después de mi "tratamiento" entre para despedirme de mis tios y mi primo que estaban reunidos con el presunto.
ResponderEliminarAllí estaba, explicandoles lO que dupuestamente había hecho la seguridad social a un chico con cáncer de garganta que no quiso seguir con él , que abandonó si " tratamiento".
No os podeis imaginar la foto que mostraba en la pantalla de su ordenador y como repetía una y otra vez que eso había sucedido por dejar el tratamiento.
Que poca verguenza tienes doctorcito,... Cada vez te queda menos tiempo para estar en la sombra...