miércoles, 4 de abril de 2012

La segunda que no olvidaré!!!

Mi hija terminó su tratamiento, se vacunó por el calendario oficial, pero como cualquier crío pequeño se volvió a acatarrar, nada serio según la pediatra; pero ahí, fallo mío, coincidió que la niña nos acompañó a Ferrol pues aquel día no tenía con quien dejarla, y la vió. Volvió a la carga con lo del asma, alergia y la bronquitis crónica....ya sabéis cómo era a la hora de meterte el miedo en el cuerpo!!Mi princesa empezó con un tratamiento biológico y homeopático; a la niña al principio le remitió la tos pero por las noches respiraba mucho por la boca y se despertaba a menudo.
Una noche sobre las 23.00 horas la fiebre le subió hasta casi los cuarenta grados, y el "doctorcísimo" estaba de viaje en U.S.A., con lo cual me la lleve al Materno Infantil. La revisaron y al no encontrar más que la fiebre alta decidieron dejarla ingresada en planta para observación; sin embargo no pasarían ni dos horas cuando entró una enfermera en la habitación donde yo estaba con la niña en una cuna (apenas tenía los dos añitos) y dijo que nos íbamos para hacerle una prueba que ya estaba todo preparado. Cuando llegué a la sala, la niña lloraba desesperadamente por el miedo y la incomodidad de la fiebre y de la falta de sueño; la acostaron en una camilla y me pidieron que firmase la autorización para una punción lumbar y luego que las ayudase a mantenerla sujeta que la iban a atar con una especie de sujecciones. Horrorizada les pregunté qué cual era el motivo de esa terrible prueba (sé de lo que hablo pues años más tarde me la harían a mí) y me contestaron que con esa fiebre y al no tener otros síntomas querían descartar una meningitis....¿MENINGITIS? Cogí a la niña en brazos y le dije que mientras no viniera a hablar el médico conmigo a la niña no la tocaban. Tuvimos una bronca de no te menees y me acompañaron de nuevo a la habitación junto con mi niña; apenas tardó quince minutos en aparecer el médico y me dijo lo mismo que la enfermera; yo que algo sabía del asunto le dije que no sólo por la fiebre se reconoce la meningitis, que la niña movía perfectamente la cabeza, que no tenía vómitos ni diarrea, que no había perdido el conocimiento y que estaba perfectamente salvo por la fiebre, así que me negaba a que se le hiciese la punción. El médico se mostró muy enfadado y me trajo un papel para que firmase el alta voluntaria, responsabilizándome de lo que pudiese ocurrir. Me fui de allí a las 05.00 de la madrugada y al llegar a casa le puse paños fresquitos en la frente y le dí ibuprofeno...a la mañana siguiente mi niña estaba milagrosamente como nueva.
Dos días después, ya con el "doctorcísimo" de vuelta, le comenté lo ocurrido y me dijo:
- Mujer si lo de la fiebre es normal, seguramente le va a pasar más veces y no deberías haberle dado nada para bajársela; la medicación que le estoy dando es para que la niña haga episodios de fiebre para crear defensas contra las enfermedades, hiciste bien llevándola de allí.
En ese momento fue la primera vez (luego vendría alguna otra) en que tuve ganas de darle una buena bofetada.
Se disponía ya a pincharla, cuando le dije:
- ¿Qué vas a hacer?
- Ponerle su tratamiento.
- Hoy no, es más no quiero que siga con él.
Os imagináis el tira y afloja que tuvimos, pero no la pinchó; eso sí me cobró igual la medicación pues como "estaba adaptada a las necesidades de mi niña no valían para otro enfermo"....
Se fue de la cabina, y al rato volvió transformado, como si no hubiésemos tenido la bronca y me dice:
- Bueno Fontán, ya ví al niño (estaba en otra cabina) va como un reloj, ahora tenemos que seguir ocupándonos de la peque, súbela a la camilla que faltan las manipulaciones (es que según parecía la niña tenía tendencia a desviársele la columna por eso desde el año y medio la manipulaba la espalda). Eso no me pareció peligroso y sí se lo permití....¿Os daís cuenta el caso era no perder la cliente, no la paciente?
Al llegar a casa cogí toda la medicación biológica-homeopática y la tire a la basura; a mi hija nunca más le subió tanto la temperatura y pasó los mismos catarros que el resto de los críos de su edad.
¿Tengo o no tengo motivos para desear que te pudras en una celda?...pero hay más y no me los voy a callar!!

4 comentarios:

  1. Claro que tenemos motivos, uno detrás de otro. Muy bien dicho, el hacía lo que hiciese falta con tal de no perder el cliente, si, si cliente no paciente. Así era.
    Si te encontrabas mejor y querías parar, enseguida se inventaba algo nuevo. El caso era tenerte allí.
    Cómo madre se perfectamente por todo lo que has pasado porque por desgracia también me ha tocado a mi.

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  2. No puedo ni imaginarme el dolor y la preocupación por la que os a tocado pasar, como padre no puedo y el sentimiento que me invade es de rabia y odio para todas aquellas personas que les da igual el bienestar de nuestros niños. ¿¿Es mucho pedir que terminen ya con estos tipejos?? animo Maria y Esther. un beso

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  3. ¿Episodios de fiebre...?. esto más bien parece la continuación de "Los episodios nacionales", de Galdós.
    Tenemos temas para escribir más de cien libros si todoscontamos lo que vivímos allí.
    Esther, siento que tu princesa haya tenido que pasar
    por semejante calvario. Ya todo pasó. Nunca más volverá a caer en las garras de aquella "eminencia". Dale un fuerte abrazo de mi parte.

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