martes, 17 de abril de 2012

La tercera y definitiva.

Una vez que le retiré el tratamiento "biológico" a mi hija para su "incipiente asma o complicaciones broncopulmonares", sólo le permití al insigne doctor que tratase a mi hija del problema de espalda; no creía que por "presuntas" manipulaciones osteopáticas le pudiera hacer daño, estaba convencida de que era una especie de fisioterapia preventiva. Así que cada vez que íbamos mi hijo y yo (a veces mi madre también) a recibir nuestro tratamiento pues aprovechábamos para que la manipulase a ella la espalda.
La niña que había empezado a ir a la piscina pilló un hongo entre el dedo grueso del pie derecho y el siguiente dedo; la pediatra le recomendó una crema con fungicida. Cuando llegamos a la consulta de Coté y vió el pequeño vendaje que tenía la niña en uno de los dedos para mantenerlos secos y evitar que la infección se extendiese, inmediatamente se interesó por el asunto:
-¿Qué es esto?
-Nada, que pilló unos hongos en la piscina y se está poniendo "tal" (no recuerdo su nombre) crema.
-Eso no vale de nada, y además esa misma crema puede tener efecto rebote y extenderse a todo el pie, y luego ya verás lo que es bueno; yo he visto dedos que empezaron con un hongo y por un mal diagnóstico o tratamiento acabaron amputados.
-¿Queeeee?, pero si sólo es un hongo.
-Ya, pero ¿sabes qué clase de hongo es?
-No, supongo que lo sabrá la pediatra...
-¿Le hizo una analítica?
-No, la miró con una luz violeta y nada más...
-Pues eso no llega, espera un momento...
Salió de la cabina y al momento volvió con una especie de cuchillita pequeña, una jeringuilla y dos botes de análisis.
-¿Qué vas a hacer?, le dije
-Un análisis como Dios manda..
-Pero ¿le va a doler?..
-Más le va a doler como se le caiga la uña para siempre o pierda el dedo...
Yo me quedé helada, no tenía tiempo a consultarlo con nadie; allí parada vi como a mi pequeña princesa de cinco añitos le raspaba la piel del dedo grueso en vivo y sacaba como una capa fina de piel....el chillido de la niña y el llanto hizo que la abrazara rápidamente...
-¿Pero tenías que hacerlo así?...
No me contestó, metió lo que llevaba la cuchilla en un bote y le puso el nombre de mi hija. Luego le pinchó en la zona y extrajo un poco de sangre. La niña lloraba y yo estaba atacada de los nervios...
-Acaba ya, que esto es mucho para ella...
-Tú no me vas a decir a mi cuando tengo que acabar mi trabajo...Y de todas formas ya está ahora se le echa Betadine y en tres o cuatro días ya sabremos lo qué es para hacerle el tratamiento.- Por cierto esa analítica evidentemente costó un pastón.
A los tres días me llamó por teléfono par decirme que mi hija tenía uno de los hongos más peligrosos que había y que él ya había pedido un tratamiento específico para ella, que era un poco caro pero muy efectivo.
Cuando volví a su Clínica, tras hacerle las manipulaciones en la espalda, traía dos jeringuillas: una para pincharle en el brazo como si fuese una vacuna y la otra para pincharle entre los dedos, precisamente donde la niña tenía la herida....las lágrimas en silencio de la niña me partían el alma.
-¡Que madres más blandengues!, ja, ja, ja...-se reía. Le puso un algodón entre los dedos... y así estuvimos llendo una larga temporada, pero aquello no mejoraba, así que me propuso hacer una nueva analítica para ver si el hongo había mutado y había que cambiar el tratamiento. Le dije que en ese momento no, y que lo íbamos a pensar.
-¡Haced lo que queráis, pero luego que no tengáis que llorar todos!
Al día siguiente llevé a la niña a la pediatra, me la envió al dermatólogo porque la piel de todo el dedo, incluso la uña no tenía buen aspecto.
La dermatóloga alucinó porque nunca había visto que un hongo NORMAL hiciese tal "desfeita", me preguntó que cómo habíamos tardado tanto en llevarle la niña; evidentemente dí excusas tontas. Al final le dió un corticoide por vía oral, unos polvillos para echar en el agua porque tenía que lavarse el pie todos los días y después, una vez muy seca la zona, untarla con una crema, y que en casa anduviese el mayor tiempo posible con el dedo al aire, y por supuesto nada de piscina hasta terminar el tratamiento.
Se resistió (para sorpresa de la dermatóloga) pero al final desapareció el dichoso hongo, y nunca más apareció, como tampoco nunca más aparecería mi hija por la Clínica de Coté!!

6 comentarios:

  1. y que después tengamos que medir nuestras palabras y aguantar que nos denuncies...es que tiene cachondeo la cosa...eres un ser despreciable!!! estoy deseando que llegue el día que te pudras en la cárcel...

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  2. ¡¡¡Qué típico era de él lo de dramatizar hasta el extremo!!!: amputaciones, transfusiones, cáncer de nosequé...
    Por suerte esos días ya pasaron. Lo que falta ahora es que le venga todo de vuelta...¡y con intereses!

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  3. Si querida Esther, te comprendo perfectamente.
    A tu princesita con el tema del peligrosísimo hongo.
    También con mi princesa, se ha pasado tres pueblos, tres pueblos y medio. De esta vez no era un hongo, eran unos peligrosísimos virus.
    Se aprovechaba de todo!!!!!
    Verdad "Dr. Coté"????

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  4. "Es difícil creer que existen mentiras verdaderas... porque la mentira es siempre mentira".....todos ya lo sabemos...ahora aplicatelo tu...

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  5. Benicarló estoy totalmente de acuerdo con el comentario que nos has enviado pero no puedo publicarlo no por lo que digas de él sino por quienes nombras al final que no tienen culpa de nada y es uno de los límites que me he impuesto en los contenidos de este blog.

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  6. Que horror! Ni con los niños tenía piedad! Mientras lo leía se me ponía la piel de punta ... No me puedo imaginar todo lo que has pasado Esther..
    Doctorcito , doctorcito... Cada vez te que da menos... Pagarás por todo lO que nos has hecho

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