lunes, 4 de abril de 2016

Hoy cumplo años: ¡¡TRECE!!

Alrededor de las 02.00 de la madrugada cumplí TRECE años; sí TRECE desde que el insigne osteópata/científico (antes eminencia médica) me sentase en una silla de ruedas durante una larga temporada, para pasar posteriormente a acompañarme de dos muletas como fieles compañeras durante un más largo período de tiempo todavía.
Y es que hay fechas que son difíciles de olvidar porque la marca que dejan es imborrable, y no lo digo por mi cojera, sino por todas esas otras marcas que te quedan grabadas en la memoria y, aunque suene cursi, en el alma, de lo que he vivido durante estos trece años, lo que he perdido y lo que he sufrido...Y lo digo en primera persona porque el dolor y la impotencia de los míos es lo que más me duele, y por lo mismo lo que menos perdono, porque yo en este caso también soy de los que "ni olvido ni perdono".
No olvido ni perdono el no haber podido llevar y recoger del Colegio a mis hijos como hacían tantos padres; el no poder jugar con ellos sentada en la alfombra de su habitación; el no acompañarles a actividades, cumpleaños, exhibiciones...; el no poder coger en el regazo a la pequeña ni bañarla ni casi vestirla....es lo que tiene la silla de ruedas, que no está hecha para la vida diaria.
No olvido ni perdono las lágrimas de mis padres al verme inmovilizada, al tener que coger sus bátulos y dejar su casa con setenta años para venir a ayudar a su hija "inválida".
No olvido ni perdono el no poder ir a mi despacho a trabajar, sencillamente porque no podía subir las escaleras que conducían al primer piso en el que se encontraba.
No olvido ni perdono el no quedar para tomar un café con alguien, ir a una reunión, al cine, a bailar, al gimnasio, a correr....porque las sillas de ruedas no están pensadas para eso.
No olvido ni perdono las decenas y decenas de pruebas (algunas bastantes dolorosas) que he tenido que pasar en estos años, ni las estancias en hospitales, ni los diagnósticos de cosas tan "asumibles" como esclerosis, mielitis, cáncer, fibromialgia, artrosis degenerativa, mielopatia...
No olvido ni perdono las cientos de inyecciones que me puso por todo el cuerpo, a razón de no menos de quince diarias, semana tras semana durante tres años.
No olvido ni perdono el terrible sentimiento de necesitar de alguien para todo, ¡¡para TODO!!.
NO. no olvido ni perdono.
Pero seguramente al personaje en cuestión todo esto le produzca hilaridad, porque su visceral odio hacia mi persona es tan demencial como obsesivo, digno sin duda de un detenido psicoanálisis.
Sin embargo, de la mano de auténticos profesionales que me han sacado del pozo físico y emocional, y por supuesto gracias al apoyo e inmenso cariño de mi familia y amigos, he aprendido algo muy importenate en estos años: que el odio es inútil y sólo hace daño al que lo siente. Pero entonces ¿qué sentimiento queda en una cuando, sin olvidar ni perdonar, no quiere odiar?....pues sencillamente el más profundo y enorme desprecio.

5 comentarios:

  1. Esta es nuestra presidenta ¡¡una enorme y magnífica mujer!! Nunca nos cansaremos de darte las gracias. Un abrazo grande, tan grande como tu.

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  2. Y nosotros no hubiéramos cumplido ninguno peleando por Justicia sino fuera por ti. Estamos aqui porque tu nos das fuerzas para pelear. GRACIAS AMIGA.

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  3. Orgullosa de tu lucha, de tu fuerza, de tu trabajo y orgullosa de ser tu amiga. Eres un ejemplo para todos y al final se hará justicia para vosotros y se evitarán muchos casos mas. Si no existieras habría que inventarte Esther Fontán. Un beso.

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  5. Esta es nuestra presi, con mas valor y mas fuerza que un legionario, y si estamos aquí es porque ella tiró de todos nosotros y también nos animó cuando no creímos en la Justicia. Gracias presi, eres la mejor y contigo a donde sea.

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